II
Sonó una voz detrás de la cortina,
era una triste voz, muy lastimera.
Me dijo: “Soy tu amiga, la primera
que acude a rescatarte de la ruina”
Le dije: "¿Cómo tú, con tu cansina,
quieres poner remedio a mi flojera?
¿No ves que ni tocando la madera
puedo salvar mi vida mortecina?
Me dijo: " Triste tú, que en tu ignorancia,
te dejaste arrastrar por los que chillan
sin ver que en el silencio hay notas bellas.
Aprende que por la triste distancia
hay estrellas con gran luz que no brillan
y hay brillos que no son de las estrellas”
1975
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