sábado, 1 de febrero de 2020

Fracaso


                 XXXIII

Pude ser sombra fresca en el sendero
para dar un respiro a tu fatiga;
sólo fui tallo seco sin espiga,
débil caña de lustre pasajero.

Pude ser para ti luz de un lucero
que alumbrara tus noches, dulce amiga;
sólo fui oscuridad, pérfida intriga
entre la niebla gélida de enero.

Y te fuiste llevándote el aroma
de todas las magnolias del jardín.
Y me quedé mirando al infinito

mar de la soledad, donde no asoma
jamás la luz del sol, sólo el confín
de un mundo sin tu amor, negro, maldito.

                                                                                         
Octubre-2012