LV
Por
llenar el vacío que me habita,
me
volví recipiente de tu anhelo,
me
colgué de las nubes de tu cielo,
me
sentí en tu jardín rosa marchita.
Por
matar el hastío que me irrita,
me
embriagué con el brillo de tu pelo,
me
perdí tras el cebo de tu anzuelo
y
bebí del rencor que en ti palpita.
Y
a nadie culpo, no, ni a ti siquiera,
que
de nadie es la culpa cuando el viento
arrastra
tras de sí las hojas muertas.
Mas, llegando la nueva primavera
regresaré
pletórico y sediento
a
mendigar amor en otras puertas.
Abril-2014
Qué preciosidad de soneto.
ResponderEliminarHasta cuando el amor se va tu poesía canta.
Saludos.
Gracias Toro.Saludos.
EliminarAcabo de recibir el enlace a este cuaderno tuyo de sonetos y el primero que leo ya es una maravilla; se nota, Joaquín, tu maestría y amor por este tipo de composición. El primer terceto me ha enamorado. Lo encuentro magnífico para citarlo en la entradilla de algún otro poema. Encantado, Joaquín. Felicitaciones.
ResponderEliminarSeguiré tus lecturas con atención e interés, Joaquín. Muchas gracias.
EliminarGracias a ti,Julio por tu visita y tus palabras. Me alegra contar con tu presencia y tu opinión en mis blogs. Un abrazo.
EliminarUn verdadero deleite, como siempre, leer tus magistrales sonetos, Joaquín.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Rafael,me alegra volver a saber de ti,poeta. Un abrazo.
EliminarUn soneto precioso y con mucha maestría. Me ha encantado, Joaquín.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Felicidades
Gracias Ana,celebro quee haya sido de tu agrado. Abrazo.
Eliminar