XXXII
Tú
y yo somos, amor, sombras furtivas
que
se buscan con sed de madrugadas
entre
sábanas sepias y arrugadas
o
entre nubes del tiempo fugitivas.
Somos almas sin fe, sin perspectivas,
que
un mal día cruzaron sus miradas
en
un alba de luces apagadas,
sobre
un brote de lágrimas cautivas.
Tú y yo somos, amor, la voz dormida
de
ese sueño infantil de negra suerte
que
murió en una calle sin salida.
Tu destino es amar; mi error, quererte
aún
sabiendo que el río de mi vida
fluye
ya seducido por la muerte.
Septiembre-2012
Qué belleza de soneto! Un placer leerte siempre, amigo. Aprendo de ti porque eres un gran Maestro. Mi abrazo y cariño. También mi admiración.
ResponderEliminarHola Julie,encantado de saber de ti,amiga.Gracias por tu generosidad al comentar mis versos,tú sí eres una gran maestra,de la poesía y de la vida.Tienes todo mi respeto y admiración también.
EliminarUn fuerte abrazo
Excelente soneto, Joaquín, eres un maestro poeta, yo ya sabes que los hago sin métrica, pero intento de que fluyan bien. Envidio como los coloreas.
ResponderEliminarFeliz semana amigo.
Un beso
Joaquin, te deseo bienestar y regocijo junto a tu familia, no solo en estas fechas, sino también en el 2020. Espero estar más activa y visitarles más el próximo año.
ResponderEliminarAbrazos grandes.
Lleno de amor este hermoso soneto. Un placer leerte. Saludos.
ResponderEliminarGracias por vuestra presencia y vuestras palabras.Abrazos
ResponderEliminarNunca dejar de querer aunque aquí el amor se ve bien desastroso...un amor nunca debería dar como fruto la muerte,sino siempre vida.
ResponderEliminar