XXVIII
A ese amor imposible, tan ajeno,
que abatió con su luz mi fortaleza,
que adornó mi vivir con la belleza
de su gran corazón, dulce y sereno.
A ese amor que inoculó el veneno
de sus versos de miel en mi tristeza,
a ese amor que acabó con mi entereza,
hoy quiere mi razón ponerle freno.
Porque ya no es posible tanta espera,
porque sé que la espera será en vano,
porque todo no es más que una quimera.
Pero sé que, por ese amor lejano,
volveré a sonreír en primavera,
volveré a renacer cada verano.
Marzo-2012
Hermoso soneto Joaquín, que maravilla, mi felicitación.
ResponderEliminarFeliz noche de jueves.
Un abrazo
El amor es un sentimiento intenso tanto en su apogeo como en su ausencia.
ResponderEliminarSAludos.
Hola, querido Joaquín!
ResponderEliminarGracias por tu visita y tão agradáveis palabras.
Un soneto un poco triste, pero mucho enamorado. Me gusta lerte, siempre.
Quem ama, verdadeiramente, volverá a cada estação do ano a sentir su amor pela persona amada.
Besos com carino.
No, no escrevas, nem digas, Adiós, pero antes, até breve ou até ya!
ResponderEliminarDias felices!
Un soneto precioso en forma y fondo, Joaquín...La cabeza quiere poner freno, pero de nada sirve la lógica. El corazón siente por encima del tiempo y la distancia...Y es que el amor sabe tocar el misterio de lo imposible, amigo.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo por tu buen hacer.
Maravilloso soneto Joaquín, en la métrica y en el fondo, me encanta como escribes, eres un gran poeta que emociona por el lirismo que expresan tus versos. Pero en este hermoso soneto, hay un final insospechado y es que el amor, es capaz de hacer que el corazón vuelva a renacer como renace la primavera después del oscuro invierno.
ResponderEliminarMis felicitaciones y un gran abrazo.
Maravilloso amigo eres un enamorado del amor da gusto leerte!!
ResponderEliminarUn gran abrazo
Gracias amigos por pasaros también por este blog de sonetos.
ResponderEliminarAbrazo a todos y cada uno de vosotros.
SONETO IMITANDO A ANTONIO GALA
ResponderEliminarCuándo tendré, por fin, el rostro ansiado,
cercano el hombre, saciedad a pleno,
ventilados los ojos mas sin freno,
la playa del amor en mi costado.
Cuándo mi mano firmará el soñado
coloquio de dos almas en mi seno
y aunándose se irán tras el veneno
del gozo ungido en el salón dorado.
Cuándo será mi juez el camarada,
testigo de este beso a contramano
que dicte la sentencia inesperada.
Cuándo hallaremos pez en el lejano
anzuelo que han tirado a la redada
los dioses que nos dictan un "te amo".