lunes, 13 de febrero de 2023

Vejez

                                                             LVIII

Este incierto vivir, esta desgana

que transforma sin más mi sangre en hielo,

este miedo a soñar, este desvelo

ante cualquier señal en mi ventana.


Esta tenaz rutina cotidiana

que me tiene clavado al duro suelo,

este miedo a sentir, este recelo

del vívido fulgor de la mañana...


no es más que la vejez, la decadencia

de un cuerpo ajado ya, sin alegría,

que sumiso va en pos de su sentencia;


dejé ya muy atrás mi mediodía

y en la tarde navega mi existencia

camino de la noche negra y fría.

 

                                    Enero-15

15 comentarios:

  1. Buen soneto y por desgracia me veo en cada verso.

    Saludos.

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    1. Pues mucho ánimo Toro,solo es un poema. Hay que seguir viviendo.
      Saludos cordiales.

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  2. Que a vida lhe sorria, nunca é tarde para sonhar!
    Um beijinho!
    💙💙💙 Megy Maia

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  3. Sí que es incierto ir viendo las señales del paso del tiempo. Intentamos rebelarnos, pero es la vida y todos navegamos hacia la misma noche.
    Muy bello soneto Joaquín.
    Abrazos.

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    1. Gracias Tatiana. Sí, es inevitable, aunque nunca debe entristecernos.
      Abrazos.

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  4. Un soneto excepcional en fondo y forma, con un final espectacular.

    Felicitaciones, Joaquín

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  5. Muy bello soneto cantado en la noche de los tiempos, a la que todos llegaremos desde diferentes caminos.
    Abrazo fuerte y solidario, Joaquin.

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  6. Cuanta tristeza en el soneto Joaquin, pero eso no le quita belleza, sino todo lo contrario, la realza... Hay caminos que todos transitaremos algun dia siempre y cuando la vida nos deje llegar hasta alli. Un abrazo grande!!!

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    1. De eso se trata Eli, de llegar aunque no nos guste tanto como antes nuestro cuerpo. Otros no llegaron y eso debe entristecernos más.
      Abrazo, poeta.

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  7. Que bonito amigo, y que tristeza que sea así en algunos momentos, y desde luego los hay, sobre todo cuando te pones a pensar que como es posible que tan pronto hemos llegado a donde estamos, y que el cuerpo te va dando las típicas señales. El cuerpo nunca va de acuerdo con el espíritu que tenemos, aunque algunas veces si que van a la vez... como en este esplendido soneto.
    No busqué esta página, no sé como me salió pero me alegro.
    Un gran abrazo.

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    1. Aunque no fue esa mi intención, reconozco que el soneto me salió un tanto tremendista. La vejez es inevitable pero no debemos tampoco obsesionarnos con los años,al contrario, disfrutar los que nos quedan sin pensar en el mañana.
      De eso, de difrutar sin tanto pensar, creo que tú sabes más que yo.
      Muchas gracias Elda por encontrarme también aquí entre la muchedumbre de este mundo de los blogs.
      Afrazo fuerte, amiga.

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  8. Desgarrador soneto que nos muestra, con un fatalismo quevedesco, los estragos del tiempo. Los miras a los ojos sin contemplaciones, lo que no puede hacernos olvidar que cada vez escribes mejor, tu bondad ha sido bendecida por los hados.

    Un abrazo.

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